CURRICULUM VITAE

Monterrey N.L., México, 1948.

EXPOSICIONES INDIVIDUALES
2009
Esperando el Diluvio.
Museo Reyes Meza. Nuevo Laredo, Tamaulipas, México
2008
Entre el objeto y la imagen.
XX Aniversario. Museo Bernabé de las Casas. Mina N.L., México
Turner como pretexto.
Colegio Civil, Centro Cultural Universitario.UANL. Monterrey N.L., Mexico
2007
Esperando el Diluvio.
35 Festival Internacional Cervantino. Galería Jesús Gallardo. León , Gto., México
2006
De cara al objeto. Centro Cultural Plaza Fatima. Garza García N.L., México.
2002
Certeza Oculta. Casa de México. Yakarta, Indonesia.
Entre la forma y el Espacio. EGADE / I.T.E.S.M. Monterrey N.L., México
Imaginario. Museo de Arte Abstracto Manuel Felguerez. Zacatecas, Zac., México
2001
Infinitus. Museo Casa Diego Rivera. Guanajuato, Gto., México.
1999
Utopías. Instituto Cultural Mexicano . San Antonio, Texas, E.U.A.
Tempus. Museo de Aguascalientes. Aguascalientes, Ags. México
Albricias /Instalación. Museo de Arte Contemporáneo de Monterrey.
Monterrey N.L., México
1998
Ni Soles Ni Lunas Retrospectiva. Museo de Monterrey. Monterrey N.L., México
X Aniversario. Museo Bernabé de las Casas. Mina N.L., México
1997
Del Olvido y la Memoria Arte Actual Mexicano. Monterrey N.L., México
1996
Espacio, Tiempo y Memoria,
Centro Wifredo Lam, La Habana, Cuba.
Museo Jacobo Borges, Caracas, Venezuela.
Centro Cultural “Ricardo Palma”. Galería Bohemia. Lima, Perú.
Centro Pedagógico y Cultural “Simón l Patiño”. Cochabamba, Bolivia.
Galería de Arte del Palacio Chico. La Paz, Bolivia.
Cuarto Festival Internacional de la Cultura. Sucre, Bolivia.
Cuarto Festival Internacional de la Cultura. Potosí, Bolivia.
El lenguaje de la abstracción,
Museo Biblioteca Pape, Monclova Coah., México.
1994
Ganadores de la Primera Bienal Monterrey 1992.
Museo de Monterrey. Monterrey N.L., México.
1993
La Lírica de lo Concreto Drexel Galería Garza García N.L., México.
Huellas de Grafía Drexel Galería Garza García N.L., México.
1992
Presencias de Nuestro Tiempo
Arte A.C. Centro Cultural Monterrey N.L., México.
Tiempo y Espacio Galería Azul Guadalajara, Jal., México.
1980
Referencias Galería Alfa Acero Monterrey, N.L., México.
Presencias Gaam Galería Monterrey, N.L., México.
Constancias Agora Casa de la Cultura Saltillo, Coah., México.

De 1977 a la fecha cuenta con más de 300 exposiciones en México y el extranjero.

DISTINCIONES :
2008
Premio UANL a las Artes. Universidad Autónoma de Nuevo León. Monterrey N.L., México.
2003
Mención Honorífica/ Pintura . Cuarta Bienal Alfredo Zalce, Morelia Michoacán, México.
Mención Honorífica / Escultura. Sexta Bienal FEMSA Pintura , Escultura e Instalación. Monterrey N.L., México.
2000
Premio de Adquisición Salón Premio 2000 de Arte A.C.
Arte A.C. Centro Cultural. Monterrey, N.L., México.
1998
2do. Lugar Pintura I Bienal Olga Costa de Pintura y Escultura
Museo de Arte Olga Costa-José Chavéz Morado. Guanajuato, Gto. México
1996
Primer Lugar Salón de Noviembre Arte A.C. Centro Cultural. Monterrey, N.L., México.
1994
Premio de Adquisición . VII Bienal de Pintura Rufino Tamayo
Museo de Arte Contemporáneo de Oaxaca, Oax.México.
Mención Honorífica Salón de Noviembre
Arte A.C. Centro Cultural . Monterrey, N.L., México
1993
Mención Honorífica Salón de Noviembre Arte A.C. Centro Cultural
Monterrey, N.L., México.
1992
Mención Honorífica Salón de Noviembre Arte A.C. Centro Cultural
Monterrey N. L., México
Mención Honorífica Pintura Primera Bienal Pintura y Escultura
Museo de Monterrey . Monterrey, N.L., México.
1989
3er. Lugar de Pintura Salón de Noviembre Arte A.C. Centro Cultural
Monterrey, N.L., México.

COLECCIONES PUBLICAS Y PRIVADAS:
Museo de Monterrey, Monterrey, N.L., México.
Museo de Arte Contemporáneo de Monterrey, Monterrey N. L., México
Museo de Arte Contemporáneo de Oaxaca, Oaxaca, México.
Museo de Arte Moderno de Santo Domingo, República Dominicana.
Museo Biblioteca Pape, Monclova Coah.,México.
Centro Wifredo Lam, La Habana, Cuba.
Museo Jacobo Borges. Caracas, Venezuela.
Fundación Cultural Bancomer A.C., México D.F.
Secretaría de Relaciones Exteriores, México D.F.
Museo Casa Diego Rivera. Guanajuato, Gto., México.
Arte, A.C. Centro Cultural, Monterrey, N.L., México.
Secretaria de Relaciones Exteriores. Embajada de México, Buenos Aires, Argentina.
Museo de Arte Contemporáneo Alfredo Zalce. Morelia, Michoacán, México.
Embajada de México. Yakarta, Indonesia
Museo de Arte Abstracto Manuel Felguérez. Zacatecas, Zac.
Museo Bernabé de las Casas. Mina N.L., México

TURNER COMO PRETEXTO por Raquel Tibol


Pruebe iluminar un cuadro al óleo con velas y advertirá que cobra un aspecto completamente distinto al de costumbre, por mejor iluminado que esté. Es un cuadro nuevo, las sombras cobran vida y se diría, ya no hay diferencia esencial entre la luz que nace de los pigmentos y el aceite y el cuarto donde se encuentra. Los espacios se prolongan y usted ingresa a una dimensión reveladora.
Carlos María Domínguez

En casi seis décadas de vida Rosario Guajardo ha conocido una existencia plena como persona y como artista debido a un carácter que sabe construir emociones, vocación, proyectos, caminos. Acumular experiencias, rechazar lo obsoleto, renovar materiales y técnicas que permitan expresar lo diferente que surge primero en la imaginación y debe aflorar desde los subsuelos del espíritu hasta lo visible que se desprende y hasta se aleja del productor para adquirir una vida estética propia, la cual contiene implícitamente todas las etapas de gestación, aunque las delata como una unidad indivisible, siempre que el artista haya logrado una madurez intransferible, tan suya como para poseer elocuencias generosas, capaces de convocar y comprometer al espectador.
Invocar a Joseph Mallord William Turner (1775-1851), a más de siglo y medio de su muerte, equivale a una confesión de reciclamiento. Turner con sus pinturas de luz influyó a los impresionistas, a los postimpresionistas y, al ser expuesto en 1948 en la Bienal de Venecia, los artistas no figurativos, especialmente los del expresionismo abstracto, lo consideraron un precursor por los intensos e inseparables efectos cromáticos y lumínicos, consideración que se consolidó cuando la Royal Academy de Londres le dedicó una gran retrospectiva en 1977. Entonces muchos admitieron que la exaltación subjetiva de aquel romántico de la primera mitad del siglo XIX, y su visión renovadora, tenían un eco en la abstracción lírica del siglo veinte.
Formas fluidas, penumbras crepusculares, bordes abruptos, sombras amplias y majestuosas, impulsos concentrados. No fue por mera casualidad que desde hace más de una década Rosario Guajardo se haya propuesto desentrañar de manera sistemática, y en actitud experimental, aquel torbellino de juegos pictóricos. Este ejercicio analítico-intelectual ha derivado en combinaciones con gran poder emocional, fiel a lo amorfo no geométrico, lejos de los diseños estáticos.
En las siete pinturas sobre lona, comenzando por el Solsticio (1995) de formato monumental, Rosario Guajardo reafirma que sus composiciones no derivan, como en otros abstractos, de la realidad. Su actuar como pintora y la acción esencial de pintar no se asocian con lo objetivo. Su búsqueda y su tarea se encaminan siempre a la elaboración de un cuerpo plástico con diseños tensos que no se repiten una y otra vez, sino que van cambiando, pues ella les permite que se desenvuelvan sin sujetarlos a estructuras previamente planificadas. Al cerrar el paso a contactos con la naturaleza, privilegia la importancia del elemento pictórico controlable técnicamente, de tal manera que la calidad cromática se convierte en el elemento esencial; la composición se basa en las cualidades específicas de los colores y de una red de líneas complicadas que no están trazadas persiguiendo alguna precisión. En Solsticio las masas de color se sobreponen una sobre otra, estableciendo un estilo fuerte y vigoroso que abarca toda la superficie del soporte, resaltando el espíritu unificador.
En otras pinturas como Recurrencias (1999), Alizarín (2006), Recordando a Turner (2007) o Modernidad (2005), hay concentraciones centrales y márgenes, lo que provoca otra clase de vigor, de hecho una danza oscilante de tiempo, más silenciosa en Recordando a Turner, más dinámica en Modernidad, más rítmica en Alizarín, más acechante en Recurrencias.

En A cielo abierto y Estaciones, ambas de 2003, la artista se propuso trascender el encierro y ofrecer en el primero una visión como de espejismo, gracias a trazos libres y ágiles hechos en diversas direcciones. La sucesión de oscuros-claros-oscuros en Estaciones no hacen referencia a cualquier calendario, pues los cambios de color y de forma en ese espacio establecen un esquema metafórico de cambios anímicos. Son estaciones del alma.
Los cinco papeles de igual tamaño (60x80 cm) se pueden apreciar como un muestrario de complejas combinaciones donde líneas, delimitaciones, pesanteces, asperezas, distorsiones, refinamientos, choque de fuerzas; lo macizo, lo dinámico, lo explosivo, la quietud, lo brillante, lo opaco, lo exuberante, lo balanceado, demuestran que en el arte abstracto las posibilidades de invención, tanto en sus límites como en sus riquezas, dependen de la intuición, la disciplina y los sentimientos del artista, más sus constantes rastreos en el laboratorio de los materiales. El puro automatismo psíquico, predicado por algunas corrientes, podrían encajonarlo en repeticiones engañosas.
Rosario Guajardo no pretende que el espectador la reconozca como poseedora de un repertorio establecido, sino que se sienta estimulado a penetrar en ese ojo interior de los auténticos creadores visuales. Que la fascinación de la primera mirada desemboque en una reflexión para un conocimiento perdurable.
Ya lo he dicho: Rosario Guajardo anda siempre al acecho de los vertiginosos picos de la experimentación. Como les ocurre a muchos fotógrafos que han adoptado la cámara digital, ella también ha querido combinar pinceles con pixeles, y los frutos, en esta etapa de prueba, son los graffitis en impresiones cromógenas al través de la computadora. Se trata de un lenguaje con términos muy específicos, distinto a los muchos otros desarrollados por ella. A sus misterios se ha arrimado con la timidez del principiante. El tiempo dirá si está trepando por la montaña adecuada.
Con semejantes limitaciones Rosario Guajardo se aventuró hace varios lustros en los terrenos de la escultura. Las piezas que ahora presenta como una instalación (Ojivas, 2003-2004) demuestran que en la geometría emocional su potencia constructiva es evidente, porque controla las ensambladuras y los encadenamientos con armonía, en equilibrios audaces y cambiantes. Es el suyo un constructivismo delicado y vigoroso, donde los cuerpos irregulares no se contorsionan dramáticamente, sino que se atrapan unos a otros en verticales y horizontales hábilmente resueltas en ángulos sorprendentes.
Por la intensidad de su actual entrega, sólo cabe afirmar que Rosario Guajardo sigue ocupando un sitio deslumbrante entre los artistas de la nueva abstracción en México. Que el exigente, el inconforme, el trascendente Joseph Mallord William Turner no se estremezca en las vastedades siderales porque, desde una intimidad romántica, Rosario Guajardo lo ha invocado como a un genio tutelar de la niebla, la luz y la velocidad, vigente todavía en la plural y ampliamente secular escena de las artes visuales.
México, invierno del 2008